En Tucumán, el verano se resiste a darle paso al otoño. Y, a casi un mes de las últimas crecientes, ayer volvió a sembrar destrucción, angustia y desesperación en el sur tucumano.
Hasta anoche más de un centenar de familias fueron evacuadas en Alberdi y Graneros a raíz del desborde del río Marapa. Otras cincuenta permanecían aisladas en Escaba de Abajo. El drama se generó tras una nueva y torrencial tormenta que azotó durante la noche del sábado la serranía catamarqueña. En pocas horas, la lluvia alcanzó los 300 milímetros y, a través del río Singuil, provocó la saturación del dique de Escaba.
“Las aguas de la represa llegaron a pasar por encima del vertedero y produjo el desperfecto del motor del generador que mueve las compuertas”, aseguró el jefe de zona de la Policía, comisario Héctor Albarracín. En razón de éste problema, según dijo, se debió apelar al sistema manual, el que por la cantidad de agua acumulada, permitió levantar solamente dos compuertas. El dique llegó a erogar 639 metros cúbicos de agua por segundo, según reconoció Carlos Núñez, funcionario de la municipalidad de Alberdi. Hace seis días rondaba los 60 metros cúbicos. “Habrá que ver por qué no se evacuó el dique con tiempo si desde hace tres días se venía anticipando una lluvia importante para esta zona”, aseguró.
Otra vez el miedo
La masa líquida dio su primer golpe cerca de las 6 de la mañana en el Badén del Marapa, ubicado a orillas de la ruta 308, (7 kilómetros al oeste de Alberdi). “Me levanté temprano para salir a pescar y cuando tomaba mate escuché una especie de trueno que se acercaba. Cuando miré al río vi la creciente que se acercaba arrastrando árboles y barro” contó don José Ortiz (70 años), vecino de la zona. “Hace cuarenta años sucedió algo parecido, pero ahora hizo más daño. Hay gente que se quedó sin nada”, añadió el hombre.
Ahí las instalaciones de comerciantes y otros emprendedores que brindaban distintos servicios en el badén, terminaron totalmente destruidas. Unas 20 familias sufrieron también serios daños en sus viviendas. El intendente Luis Campos estuvo en el lugar y colaboró en la evacuación de unas seis familias que se quedaron sin techo. La gente fue ubicada en un galpón de un lugareño. Las aguas llegaron a superar el nivel del puente de la ruta y, ante el temor de que se desplome, se clausuró el paso de vehículos hacia Escaba.
En Escaba de Abajo la creciente produjo, además, la caída de un puente colgante. Ahí quedaron totalmente aisladas unas 70 familias, según advirtió la Policía. El impresionante nivel de agua que alcanzó el dique Marapa, no solo provocó la rotura del generador propio, sino también de una escalera auxiliar. Incluso socavó uno de los extremos de la represa, por el que también se observó la filtración de agua. El hecho, filmado por circunstanciales testigos, fue muy difundido ayer por las redes sociales. En la zona del pedemonte tucumano también llovió copiosamente y provocó la crecida de los ríos Chirimayo, Chico, Medinas y San Ignacio. No se reportaron problemas en poblaciones de la zona.
Una siesta de pánico
En Graneros, en tanto, el primer impacto de la creciente del Marapa se produjo un poco después de las 16.
Las aguas comenzaron a llegar lentas, pero sin pausa. Primero invadieron las instalaciones del Complejo Municipal y luego se fueron esparciendo por el resto de la comunidad. El intendente local, Roque Graneros, observó la masa líquida con la incertidumbre de no saber el alcance que iba a tener. Cuando advirtió que ésta comenzaba a ganar las calles de la municipalidad, reforzó las tareas de evacuación. “Ahora la premisa es poner a la gente en lugar seguro. Luego veremos lo que perdieron”, señaló.
En el lugar ya estaba la ministra de Educación, Silvia Rojkés de Temkin, coordinando las tareas de evacuación y asistencia que se concentró en la escuela Belisario López. En principio se había establecido la Escuela Media, pero el establecimiento fue uno de los que terminó en medio de las aguas.
La funcionaria integra el comité de contingencia que se estableció en La Madrid y que tiene al frente al ministro del Interior Osvaldo Jaldo.
A las 18 grupos de rescate de la policía (Grupo Cero y Lacustre), junto a personal y transportes de la municipalidad, ya se encontraban trabajando sin descanso en la tarea de evacuar a numerosas familias que permanecían en sitios riesgosos. Se sucedieron las escenas de llanto y angustia entre la gente que estaba obligada a abandonar sus viviendas, las cuales comenzaban a ser invadidas por las aguas. Los primeros barrios damnificados fueron El Alto, Buenos Aires y Los Gramajo.
Al cierre de esta edición, el agua -descontrolada- ya había llegado a La Madrid y comenzaba a amenazar a los vecinos, por lo que muchos de ellos se autoevacuaron en la ruta. En esa localidad los vehículos para trasladar a los damnificados a escuelas de Taco Ralo estaban listos y se esperaba una inminente evacuación.